Una ballesta es una forma simple de sistema de suspensión que se ha utilizado en vehículos desde principios del siglo XIX. En su forma básica, consta de varias capas de tiras u hojas de metal (generalmente acero), de diferentes longitudes, que se sujetan entre sí en sus centros y se atornillan al eje y al bastidor del vehículo.
Cuando un vehículo choca contra un bache en la carretera, las ballestas se comprimen y absorben el impacto. Luego, la carga se transfiere del resorte al marco, lo que garantiza una conducción suave para los ocupantes. Este proceso continúa a medida que el vehículo avanza sobre terreno irregular, proporcionando la suspensión necesaria para una conducción cómoda.

Uno de los principales beneficios del sistema de suspensión de ballestas es su durabilidad y confiabilidad. A diferencia de otros sistemas de suspensión que requieren un mantenimiento frecuente, las ballestas requieren un mantenimiento relativamente bajo y pueden soportar cargas pesadas y condiciones duras con un desgaste mínimo.
Además de proporcionar una conducción suave, las ballestas también pueden mejorar la estabilidad del vehículo, especialmente en las curvas. La rigidez lateral de los resortes ayuda a mantener el equilibrio del vehículo y evita el balanceo excesivo de la carrocería.
En general, el sistema de suspensión de ballestas es un diseño probado que ha demostrado ser efectivo y confiable durante muchos años de uso. Aunque se han desarrollado sistemas de suspensión más nuevos, la ballesta sigue siendo una opción popular para muchas aplicaciones, desde camiones pesados hasta vehículos todoterreno.






